Hasta hace unos meses se podía decir que casi no había leído ninguna antología de relatos. Supongo que era una cuestión de oportunidad y de conocimiento.

Con ésta, afronto mi quinta reseña de una antología y cada vez veo más claro que: no es lo mismo reseñar un antología de un sólo autor que la de un conjunto de autores; que es de las mejores formas de conocer nuevos valores en poco tiempo, y que también es una forma de conocer nuevos géneros literarios.

Desde la portada de Tenebrae sabemos que nos adentramos en una antología de relatos foscos. Perdonad mi desconocimiento, pero no había escuchado nunca el término, y es de agradecer que en el prólogo se aclare muy didácticamente. He querido añadir una pequeña definición para todos aquellos que, como yo, no estuvierais familiarizados con el género:

Fosco es un género literario que se diferencia del terror en que su esencia reposa en lo atmosférico, en lo ambiental y no en lo sobrenatural. Es un género que sin necesidad de sangre, ni gritos, ni vísceras, te atrapa y te inquieta.

He de decir que Tenebrae consigue en su conjunto esa atmósfera, ese ambiente fosco y de ahí que mi valoración general sea más que positiva.

Son ocho relatos de ocho autores con estilos totalmente diferentes lo que considero un valor añadido. Los hay más técnicos, los hay más naturales, los hay más experimentales en su prosa.

En las tramas podréis encontrar lo que hablan de fantasmas, de caníbales, de homenaje al gran Lovecraft, los que homenajean a gran parte de los escritores de terror de siglos pasados, y como no, de casas encantadas.

Tenebrae es una buena antología para demostrar que el miedo existe, y sobre todo, para demostrar que el miedo se puede escribir y generar. De ahí que no la recomiende a los que son propensos a sufrir pesadillas por las noches por una fuerte estimulación.

Los que habéis leído antes alguna de mis reseñas sobre antologías sabéis que no me gusta hablar de todos y cada uno de los relatos. Prefiero destacar lo que más me han impactado. Creo que es un tema demasiado subjetivo y que le podría hacer un flaco favor a alguno de los autores por no estar en la honda del relato, cuando perfectamente otro lector lo podría estar. Aunque viéndolo así no tendría que hablar de ningún relato para ser justo, pero supongo que lo podríais entender como un no mojarse.

Pues me voy a mojar y para empezar quiero destacar los tres relatos que más me han llegado o con los que he conectado más:

El cazador de tigres, de Ernesto Fernández-Weiss, es por encima de todos el que más me ha gustado y, casualmente, el más largo de todos, y el último de la antología. Supongo que ese vuelco que le da al conjunto le da un peso especial. Se trata de un relato de ciencia-ficción donde un mitofolklorologico (cazador de fantasmas moderno) intenta descubrir la verdad sobre una aparición fantasmal en un hotel que orbita alrededor de la Tierra. La aportación del robot Óscar me ha parecido soberbia, así como los diálogos, la construcción, su prosa y como no, la relación final de todo el relato con el título. Es un autor que deberé seguir.

La ganga de Juan de Dios Garduño, creo que el más consagrado de los autores que componen la antología, no me ha defraudado. Demuestra que no son necesarios demasiados artilugios literarios para escribir un buen relato, para crear una atmósfera, para enganchar a un lector. Creo que esa naturaleza del ir sucediendo las cosas, esa comunidad de vecino que no te dejan respirar, y sobre todo, el sorprendente final, me han cautivado para que lo destaque en este primer grupo.

El noctívago demacrado de Alejandro Castroguer, creo que se merece estar en este primer grupo por su calidad literaria, y no es que los demás no la tengan, pero creo que Alejandro ha tomado un riesgo, una forma diferente de contar las cosas. Creo que es el relato más experimental y de ahí que pueda generar pros y contras.

Es una pequeña píldora de gran concentración, un relato que merece más de una lectura y que con cada lectura va ganado en cuerpo. Un homenaje en toda regla de un escritor que nació en Providence y que murió de una forma bastante dolorosa. Quizás sus propias creaciones se quisieran vengar de él.

Y en un segundo grupo estaría:

Bocado de dioses de Fran J.Franco, es el relato que abre la antología y creo que es una buena elección, ya que me dejó un poco sorprendido y sobre todo con ganas de más. Sin contar mucho más para no crear spoiler, decir que la trama se centra en un restaurante donde se sirven sabrosos platos y que una inesperada visita hará que todo se precipite. Además, la ubicación del relato en el barrio latino de París le da un toque genial. Será que hace poco estuve por ahí.

La huida de Manuel Mije, creo que sabe transmitir la tensión, el agobio y la angustia que sufre el personaje. Sabe describir a la perfección el cómo una persona del todo normal puede caer en el infierno para no salir de él.

Los otros tres relatos de Juan Díaz Olmedo, Ángel Vela y Miguel Cisneros no me han llegado como el resto, pero creo que sin ellos la antología no estaría completa pues cada uno aborda una parte de ese mundo fosco que el colectivo Sevilla Escribe nos quería mostrar. En otras palabras, la antología se quedaría coja.

Y por poner una pega y ahí sí que creo que cojea la antología, me hubiera gustado leer algún relato de una escritora. Quizás el colectivo es solo de hombres, pero si así fuera, les invito a abrir sus puertas a las plumas femeninas.

Si os queréis hacer con ella: CLICAR

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