«Matar lo puede hacer todo el mundo. Solo necesitas un mal día y un buen pretexto», fue una frase que escribió Riccardo Braccaioli en una de sus newsletter de promoción de “Un cadáver en llamas”. Y da que pensar. ¿Es tan fácil matar como parece?
Al hilo de lo anterior, siempre que leo una nueva entrega de una serie criminal, en este caso la séptima entrega de Álex Cortés, pienso en si hay tantos asesinos sueltos por las ciudades. Pero solo hay que ponerse las noticias para darse cuenta que sí que es posible. Además, ¿cuántas cosas no se anuncian? ¿Cuántas cosas no sabemos?
La novela comienza sin excusas, directa, con un cuerpo en llamas y una investigación criminal a desarrollar. Como siempre digo, puro thriller para pasar un buen rato. Y la fórmula funciona, lo digo por experiencia y por números, pues desde el día que salió a la venta se ha mantenido en el TOP100 de ventas de todo Amazon cosa que no es fácil.
Para los seguidores de la serie, sigue el hilo transversal del asesino del criptograma. Aquí quiero decir que me ha parecido un poco descompensada y un tanto perdida entre las páginas del libro. La cosa es que es interesante, pero entre acto y acto pasa un mundo y se convierte en casi una historia sin importancia cuando es la cola que lo une todo. Tengo ganas de saber cómo evoluciona todo.
La serie tiene aún mucho carrete del que tirar y ya se ha anunciado su próxima entrega que tiene muy buena pinta. Además, por lo que parece, el protagonismo del asesino del criptograma volverá a tener mucha más importancia. Ya os lo contaré
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