Carretera de Plata de Stina Jackson (2019)

«Intento recordar por qué se había dado a la bebida la noche anterior: solo podía echarle la culpa al invierno. A la oscuridad que cercaba la casa y frustrada su búsqueda. Al frío sempiterno que se colaba hasta lo más profundo de la tierra, estrangulando cualquier vida. No soportaba la idea de que ella estuviera allí fuera, perdida en algún sitio, muerta de frío. Por eso bebía. Para evitar pensar en ello».

Recuerdo
que hace años no había mes que no leyera a un autor nórdico. La moda
negrocriminal que vino del norte inundó las mesas de las librerías y los blogs
con reseñas. Toda editorial que se preciara quería tener algunos de esos
hombres y mujeres de oro entre su catálogo. Era inevitable no toparse con
ellos. Pero como siempre suele suceder, lo mucho cada vez diluye lo bueno; si
te pasas con el agua el caldo no sabe igual.

Por
ello, y después de cruzarme con alguna que otra decepción, dejé de leerlos.
Quise que mi espíritu lector se limpiara.

No
recordaba cuándo había leído por última vez a un autor nórdico. He mirado mi lista de reseñas y me he dado cuenta que había sido Betty de Arnaldul Indridason de la que publiqué la reseña el 14 de
marzo de 2017.

Más
de dos años después me he atrevido con una novel nórdica, Stina Jackson y su Carretera de plata, y me lo pensé mucho
antes de comprarla, pero había leído cosas tan buenas sobre ella y de gente que me fío que me decidí a probar y una vez leída no me arrepiento de haberlo
hecho. Creo que es un nuevo inicio en mi relación con lo nórdico.

Primera
novela y menuda profundidad, aunque creo que para una autora que se atreve con
un coche y una carretera para montar una historia sin que decaiga el interés,
cualquier reto que se ponga a partir de ahora lo superará. Desde ya, los que
hayan leído Carretera de plata saben
que deben estar muy atentos a su siguiente publicación.

Para
uno de los personajes principales de la novela es la soledad. El texto se ubica
en el norte de Suecia un sitio desolador, despoblado, con una carretera, la llamada
de plata, que cruza dicha inmensidad de lado a lado para perderse en un averno
blanco e inexplorado. Y mientras, una solitaria casa, una triste gasolinera,
con suerte un pequeño pueblo y todo acompañado de la luz de la noche polar en
esos días en el que el sol no se pone y no se puede decir que caiga la noche.
Todo muy bucólico.

La
soledad toma diferentes tonos por ese paisaje, pero también en cada uno de los
personajes que participan de la historia, todos están solos de una forma u otra
y Stina Jackson nos lo remarca con su prosa.

La
autora explota con gran acierto su conocimiento de territorio, no en vano es
nativa de Skelleftea, ciudad donde se inicia la Carretera de plata, aunque a los 22
años se mudó a Denver por amor. Pone al servicio de la trama, como si de un
personaje más se tratara los 495 km de dicha carretera, su entorno y a partir
de ella crea varias historias que parecen no tener nada en común, pero que el
lector sabe en todo momento que se encontrarán. A mí me ha motivado mucho saber
cómo lo harían, cómo encajaría la autora todas las piezas.

Una
novela deprimente, pero de tristeza blue,
dicho de otra forma, estás leyendo un texto que podría deprimir a cualquiera,
pero lo estás disfrutando.

Si
buscáis una novela que os haga vibrar desde la primera página y no os de
respiro, esta no es vuestra novela. Si buscáis una novela que os haga disfrutar
de forma sosegada sí que lo es.

Un
soplo de aire fresco para el género negrocriminal escandinavo.

Y
otro punto a favor de la autora y de su lectura: no es una serie.

¿Os
atrevéis a transitar por la Carretera de plata?

  

 SINOPSIS


Por tercer verano consecutivo, Lelle dedica las noches a recorrer la Carretera de Plata. Conduce buscando obsesivamente a Lina, su hija, que desapareció sin dejar rastro cuando aguardaba el autobús. Ha pasado tanto tiempo que todo el mundo ha perdido la esperanza de encontrarla. Todos menos Lelle, que no se da por vencido.

Pero ese no es un verano más. A un pueblo de la zona llega Meja, una adolescente harta de aguantar la vida errática de su madre, una mujer incapaz de proporcionarle un hogar estable. Conforme se acerca el otoño, la desaparición de otra chica unirá los destinos de Lelle y Meja para siempre.

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