La suerte de los idiotas de Roberto Martínez Guzmán (2019)

«Los
idiotas están por todos lados. Camuflados detrás de su aspecto inofensivo,
sobreviven, se alimentan y crecen gracias a la oportunidad que les concedemos
de meterse en nuestra vida».

Hace
tiempo que tenía pendiente leer la nueva novela de Roberto Martínez Guzmán, La suerte de los idiotas, después de
dejarme cautivado con su anterior trabajo Siete libros para Eva.

He
aprovechado mi suscripción a Amazon Prime para 
leerla de forma gratuita,  una
promoción que le está sentando muy bien en la novela, pues desde que entro en
ella no ha dejado el Top3 de ventas de Amazon.

«Yo era un
cabrón bastante tosco y de relaciones difíciles».

Lucas
Acevedo es un policía que se ha cogido una excedencia lastrado por lo sucedido
en su último caso. Vuelve a Galicia, si región de origen, para poder coger
aire, pero por azar se encuentra en una situación que le complicará mucho la
vida y hará que su excedencia no sea tan plácida.

¿Cuántas
casualidades tiene la vida? Más de las que imaginamos, y Lucas Acevedo se ha
encontrado con una de ellas. Pudo cerrar los ojos, pero pudo más su conciencia.
Lo que no sabía eran las consecuencias que le traería.

Podemos
decir que esa es la base de la novela, pero para mi gusto le dedica demasiado
tiempo en desarrollarla.

Me
explico.

«Nunca vas
a conseguir que un idiota abandone su condición o regrese sobre sus pasos en el
tortuoso sendero de la violencia gratuita y despiadada una vez que la han saboreado».

Después
de leer la sinopsis en la que pone: «Sin embargo, pronto se complicará en sus
planes. Mucha gente comenzara a morir en su entorno», pensé que me encontraría
con esos cadáveres en un tiempo prudencial de lectura. Pero es pasada la mitad
de la novela cuando comienzan a aparecer y el ritmo de la trama subo un poco.
Todo ello ha provocado en mí una extraña sensación cuando leía: el argumento se
desarrollaba de forma demasiado tranquilo.

Que
una novela sea tranquila no es nada malo. Hace poco que os hablaba de La chica salvaje de Delia Owens. Os
decía que se necesita calma y que me había encantado cómo la desarrollaba. Por
contra, en La suerte de los idiotas
me ha faltado algo más en esa mitad de novela, que pasarán más cosas. Es que
incluso un punto muy importante de la novela: ¿qué le pasó a Lucas Acevedo en
su anterior caso?, se sabe pasada esa mitad de la lectura.

Me
ha parecido que los dos personajes aguantaban demasiado peso argumental y que
yo me iba desinflando mientras leía prestando menos atención.

«A menos
que hubiera extrañado a alguien, sumaban diez cadáveres».

Y
llegan los anunciados muertos, y no es porque una novela negrocriminal los
necesite de forma obligatoria, pero como esperaba un cambio en forma de
muertos, pues se agradecen.

La
novela gana en ritmo, pero sobre todo ganó de nuevo mi intención.

Aunque
la segunda parte no puede existir sin la primera, está claro que me ha gustado
mucho más ese final de novela que su inicio y que como los dos van de la mano, consiguen
completar una novela negrocriminal correcta.


 SINOPSIS


Lastrado por una última misión policial en Madrid que no acabó de la mejor manera, el policía Lucas Acevedo regresa a Galicia para poner en orden su cabeza. Cuando cree que lo ha conseguido, una noche conoce a una mujer que le hará plantearse la solitaria existencia que ha llevado hasta entonces. Sin embargo, pronto se complican sus planes. Mucha gente comienza a morir en su entorno y, en el momento en que se da cuenta de que él también está en el punto de mira, se verá obligado a librar una batalla de la que no conseguirá salir indemne.

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