#Reseña: Efialtes de Daniel Aragonés

Que
arriesgado es comenzar una novela como lo hace Daniel Aragonés en Efialtes desde el Teatro del Horror.

Hacía
tiempo que no tenía la sensación de angustia que he tenido en esas primeras
páginas sobre todo con una escena con niños. Será que todavía llevo la L de
padre primerizo o será que el horror era con H mayúscula.

No
he acabado la primera parte de la novela y me he planteado dejarla de leer. Era
demasiada sangre y víscera por metro cuadrado para mí.

Las
referencias que tenía del escritor eran pocas y todas de oídas. Sabía que era
un escritor que no se ponía límites como pude comprobar en esas primeras
páginas.

Me
tomé unas horas y pensé en la persona que me había recomendado la lectura. No
me había fallado nunca. Quizás esta sería la primera vez que lo hacía. Pero
para ello tenía que continuar leyendo.

Y
lo hice y me alegro de haberlo hecho, pues de nuevo la editorial El
Transbordador ha publicado una de esas novelas diferentes, exigentes con el
lector. Cada vez veo más claro que si quieres leer algo que se salga de lo
común y que tenga calidad, la editorial malagueña es una buena elección.

Si
leer La curación de Miguel Córdoba, la penúltima de mis lecturas de El
Transbordador, fue todo un reto, Efialtes
no se le queda atrás. Lo que quieran una novela fácil, lo que quieran una
novela cómoda, abstenerse de leerla, pues el autor nos pide toda nuestra
atención para así jugar con nosotros, con nuestros sueños.

«Efialtes
habitan en el mundo de los sueños, en la muerte. Es capaz de atormentarte
mientras duerme y devorarte en la vida. Puede absorber tus entrañas y hacer que
tu conciencia deje de formar parte de ti».

No
sé qué relación tenéis con vuestros sueños. Yo la tengo muy especial. Tengo mal
dormir y muchas horas las paso en duermevela. Supongo que en esos momentos los
sueños me atacan con fuerza. Puedo vivir una escena muchas veces, además en
diferentes días y con diferentes finales. Y lo mejor, como conozco el sueño,
sino me gusta lo que vivo decido despertarme y pararlo. Sí, supongo que todo es
un tanto raro.

Por
eso cuando leía Efialtes me sentía
transportando a mí realidad que no sé si es la realidad que tenía preparada el
autor para los lectores.

Pero
ahí no acaba la cosa.

Realidad,
ficción, sueños, surrealismo, fantasía… Mientras iba leyendo pasaba por todos
los estadios y cuando creía que lo tenía todo controlado: ¡Zas! Cambio de
paradigma.

Eso
mismo le sucede al personaje principal de la novela, que como yo, no para de
revivir la historia para saber el final, para comprobar en qué estadio esta y
así compartirlo con el lector.

«Realidad
y sueño se mezclan, se combinan de forma fatal. Mi lado metafísico es un volcán
que arrasa con mis cualidades comunicativas. Magma desinformativo. Lava
destructora. Explosion fonética. Soy un televisor sin señal de entrada».

Castillo de Loarre

Creo
que merece una mención especial las descripciones, incluso las sangrientas, que
construye Daniel Aragonés. Te meten de lleno en la acción y en algunos casos te
hacen sufrir.

También
la ambientación es muy notable, como el pueblo de Loarre, provincia de Huesca y
su famoso castillo en el que sucederán muchas de las escenas de la novela. El
autor crea una ficción alrededor de ese pueblo de poco más de 300 habitantes y
lo dota de una presencia diría que fantasmagórica y poco recomendable de
visitar a no ser que seas un fan de lo paranormal. Eso sí, yo le hacía una
visita al panadero.

Desde
el inicio de la novela encontraremos un momento metaliterarios, pero será al
final de la novela cuando aún lo veremos engrandecido. La novela saldrá de la
novela y se verá desde el horizonte en manos del propio autor y será justo en
ese momento cuando nosotros al cerrar el libro comprobemos si nuestras manos
están manchadas de la sangre con la que se ha escrito el libro.

Editorial: Ediciones El Transbordador

Pàgines: 236


 SINOPSIS

Cuando Danilo Argento es liberado del yugo de la ceguera se encuentra en un lugar horrible que no le corresponde. Sus actos, uno tras otro, lo devuelven de nuevo a cierta irrealidad perseguidora, un mundo situado en una espiral de entrañas, muerte y culpabilidad. El propio devenir de la historia transcurre en el interior de un bucle de sadismo y sumisión. La búsqueda está condicionada por imágenes y escenas de una dimensión controlada por íncubos, ilusiones e irrealidad. La única solución es abrir los ojos y despertar en otro lugar alejado del misterio del Teatro del Horror y del más temible ser que allí habita: Efialtes.



A través de un inmisericorde juego metaficcional de surrealismo sádico, Daniel Aragonés retuerce al mismo tiempo realidades y vísceras, jugando a su antojo con la curiosidad y los límites del lector bajo una de las grandes preguntas que nos subyugan: ¿por qué?









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