#Reseña: Turno de noche – Laurie King

Por Noelia Santarén

Con esta segunda lectura de la saga
Martinelli -que pertenece al cuarto título – me reafirmo en lo que ya escribíen su momento, que agradezco estas novelas enmarcadas dentro de lo
negrocriminal, pero con un cariz muy poco black.
Tal vez sea porque la saga está plagada de mujeres y ese aire femenino, sutil, psicológico
y receptivo, impregna toda la novela. Tal vez sea por el matiz intelectual y
artístico que la engloba. Quien sabe. En esta entrega todo son mujeres, desde
los personajes hasta la trama—menos Al, el compañero de Kate. Y mueren hombres…, castigados por mujeres.

Hay un grupo de mujeres, Las Damas del Perpetuo Desconsuelo, que
se ha tomado la justicia por su mano y ‘castiga’ a aquellos hombres que tratan
mal a las mujeres. Violadores, en su mayoría. Esta idea, que nos puede llevar a
recordar la saga Millennium, debería
ser al revés, pues Turno de Noche es
anterior a la otra: se publicó en el año 2000.

La segunda trama toca un tema
original y muy interesante; nos lleva de pleno a la cultura hindú para
mostrarnos la situación de las mujeres casadas, especialmente cuando no se
quedan embarazadas y, por lo tanto, no son “buenas esposas”. Tema polémico
donde los haya. Ambas tramas se van entrecruzando, combinado la seriedad de la
segunda con las bribonadas de la primera, ya que Las Damas del Perpetuo Desconsuelo hacen bromas pesadas a aquellos
hombres que no han tratado bien a las mujeres. Es una especie de castigo con
humillación pública. Hasta que empiezan a haber asesinatos, claro. Y la cosa se
complica.

Debo decir que en Turno de noche hay un exceso de
filosofía -mejor dicho, disertaciones personales sobre cualquier tema que pueda
suscitar una lectura filosófica—, como es el
caso de la obra de teatro a la que acude la inspectora con un grupo de amigos.
Son muchas las páginas dedicadas a esa obra basada en el Cantar de los Cantares, (que tiene toda la pinta de haber sido una
experiencia real de la propia Laurie), demasiado tiempo y esfuerzo teniendo en
cuenta que no aporta absolutamente nada a la trama y que llega a hacerse
irritante (y lo dice alguien que en la primera reseña de las novelas de
Martinelli se sintió atraída precisamente por ese tono artístico y filosófico
de su escritura, imaginaos…). Por otro lado, las digresiones sobre la diosa
Kali en la mitología hindú, la iglesia cristiana y la figura de la mujer en la
biblia, son excesivas. Van a juego con la trama, pero creo que no se han sabido
llevar bien ya que rompen el ritmo y se hacen pesadas. Como los títulos de la
saga Martinelli mezclan la línea laboral con la familiar, entre asesinato y
asesinato asistimos a cenas íntimas, a salidas con amigos, a visitas al teatro,
etc., cosa que da pie a que surjan todas esas disertaciones filosóficas de las
que hablo. Discursos que son profundos, brillantes, pedantes o moralistas, según
el caso y el contexto. En este caso y contexto, toma protagonismo el moralismo,
que tiene un pase en los cuentos infantiles, pero en una novela negra, pues… No
me ha parecido correcto.

Los pedófilos no son plato de
devoción para nadie, por ejemplo, y hay uno que se cuela en la trama, pero por
otro motivo que no tiene nada que ver con la pedofilia. No obstante, la autora
se ensaña con él por haber cometido un delito que ni viene a cuento ni se
describe en esta novela. Creo que no le corresponde a la autora juzgarlo como
si ella fuera Dios y mucho menos cuando la mención de su delito es meramente
informativa. Siguiendo esta estela, tampoco me he sentido cómoda al leer sus
opiniones filosóficas sobre la biblia y la mujer, no es este el lugar para
hacerlo; por mucho que la novela negra sea una perfecta plataforma para la
crítica social, me ha hecho sentir como una niña a la que están aleccionando y
creo que ya somos grandecitos para llegar a nuestras propias conclusiones.

Por lo demás, la trama se hace un
poco desgajada hacia el final, después del ritmo pausado a lo largo de la
novela, en muy pocas páginas se condensa todo, con la consecuente ligera
desorientación por parte del lector si no ha leído el libro del tirón. No
obstante, repito, la saga Martinelli es para aquellos que quieran leer
negrocriminal desde una perspectiva psicológica, artística e intelectual. Y
resulta muy agradable hacerlo de vez en cuando, todo sea dicho.

Editorial: Umbriel

Páginas:336

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 SINOPSIS

Una causa justa, una venganza sangrienta… en los oscuros márgenes donde no llega la ley, crece y se nutre la violencia más ancestral ¿quién puede detenerla?



Las noches de San Francisco ya no son seguras para los hombres que golpean a sus mujeres: un misterioso grupo se toma la justicia por su mano, los asalta y los deja desnudos y atados en lugares públicos. El asunto provoca muchos chistes pero pierde su lado cómico el día en que dos de esos hombres aparecen muertos, esposados y brutalmente estrangulados. Un caso especialmente delicado para la detective Kate Martinelli, cuyas simpatías se decantan mucho más del lado de las sospechosas que del de las víctimas.  Y un caso que, además, incide directamente en su vida personal, ya que aparece implicada Roz Hall, mujer sacerdote, combativa feminista y parte del círculo íntimo de amistades de Kate. Para complicar las cosas, un nuevo asunto se cruza en el camino de la detective, cuando una jovencísima esposa india sufre un sospechoso accidente doméstico y aparece quemada viva. Kate deberá dejar de lado sus más profundas convicciones para encontrar una verdad que resulta mucho más compleja y estremecedora de lo que parece.



El nuevo caso de la inspectora Kate Martinelli, una mujer detective atípica y fascinante con la que Laurie R. King ha cautivado a una legión de lectores en todo el mundo, es un thriller inteligente que escudriña en los aspectos más ocultos de la naturaleza humana.


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