#Reseña: Lena – Daniel Vázquez Sallés

«No es
fácil admitir una adicción, pero me convertí en un asesino a sueldo por una
mujer y, con casi cincuenta años, admito mi condición de hombre
existencialmente bipolar».

Hoy
me he topado con un artículo de Santiago Álvarez que publiqué hace tres años en
Cruce de Caminos titulado, La novela negra se ha vuelto respetable. ¡Qué desastre!, en la que exponía su
preocupación por la posible domesticación del género en favor de las masas.

Tres
años después quizás tengamos más datos con los que juzgar si eso es cierto o
no, o si el peligro es tal. Dejadme mojarme: el peligro ha pasado a realidad en
ciertos círculos (en alguna reseña os he hablado de ello), pero como siempre
digo, el lector es libre de escoger leer un autor u otro, y diría que casi lo
más importante, escoger una línea editorial u otra.

Ya
os lo he comentado muchas veces, desde sus inicios, la editorial Alrevés
siempre ha buscado buenas novelas negrocriminales, pero con valor añadido. En
el caso de Lena de Daniel Vázquez
Sallés uno de esos valores añadidos seria la prosa. Una prosa preciosista, casi
poética en muchos momentos, pero lo mejor es que se ajusta a la perfección al
género y a lo que nos quiere explicar; un arma con la que llegar a nuestro
corazón lector.

No,
en este caso no podemos decir que se ha vuelto respetable. Podemos decir que se
ha tornado de más calidad, pues incluso las escenas más canallas te pasan como
si bebieran agua con limón y miel un día que te duele la garganta.

Lena
es una historia de amor con mayúsculas y es que las novelas negrocriminales
también pueden ser historias de amor, o mejor dicho, casi la mayoría de ellas,
quitando las procedimentales, son historias de amor. Todo se hace por amor: se
mata, se roba, se traiciona, se miente,…

Comenta
Daniel Vázquez Sallés que la escena que explica al principio del libro, la de
un chaval de doce años que estando un día en la playa se topa con la imagen de
una escritora de renombre y de golpe se enamora de ella la vivió él. Cuando la
leáis entenderéis que se te haga tan próxima, pues está narrada desde el
corazón, desde la vivencia y eso también hace que te metas de lleno en el libro
y que empatices con el personajes.

«Follas
bien. Muy bien. Pero nunca pierdo el tiempo con gente cuya vida no pueda ser
convertida en literatura».

Se
podría decir que aquí comienza todo y que este párrafo es el germen de que
Martín, el protagonista, colado hasta las trancas de Lena desde aquel día en la
playa, no pueda dar marcha atrás a la hora de convertirse en el asesino a sueldo
más despiadado que se conoce. O pasa a la historia, para que su vida pueda
convertirse en literatura o Lena no besará los vientos por él, aunque ya os
imagináis que hay gato encerrado. Deberéis descubrirlo vosotros.

«Los
aplausos sonaban huecos. Vivimos en una sociedad en el que el aplauso es
barato. Los líderes políticos se aplauden a sí mismos mientras sus lameculos
convierten en eco los aplausos de los aplausos, los discursos los muertos son
aplaudidos en los funerales por futuros muertos sin pensar en el valor del
silencio».

Todo
por amor o todo por el éxito. Vivir de él, renacer en él, que se vuelva a
hablar de ti, aunque los aplausos suenen huecos. Vivir dentro de la falsedad.
Vivir una doble vida y ese juego de espejos que propone Daniel Vázquez Sallés.
Cada uno se mira su obligo, pero en un momento dado, cuando se conocen de
verdad, miran al del otro y lo desean.

El
autor no pierde la oportunidad de dar valor a la novela con su música, con su
crítica al mundo editorial, con su visión política o sobre la sociedad en
general que nos hará reflexionar.

Y
para finalizar, un dato que no debería pasar desapercibido a los que os
acerquéis a Lena. Daniel Vázquez
Sallés es el hijo de gran Manuel Vázquez Montalbán. Eso así de primeras dice
los que dice, pero cuando acabas de leer la novela dice mucho más. 

Título:Lena

Editorial:Alrevés

Páginas:240

Hazte con ella AQUÍ

SINOPSIS

La primera vez que Martin vio a Lena en la playa, supo que esa joven sería la mujer de su vida, pero para ello debería pagar un peaje: convertirse en un asesino a sueldo. Y aunque quizá fue la casualidad la que cruzó su vida con el Posibilista, tal vez no fue tanta coincidencia asumir la condición humana de matar por encargo. Porque si algo estaba escrito no era su vocación, pero sí su amor demente por Lena, esa escritora fatal amada –y renegada– por sus semejantes. Asumir la identidad de Knopfler y los infinitos riesgos que conllevaba ser un asesino no fueron para Martin un impedimento, porque su objetivo final, Lena, era el regalo. Y es que a fin de cuentas Lena es la historia de amor entre un asesino a sueldo y una escritora a lo largo del tiempo.











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