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Mientras leía Contra las cuerdas
de Susana Hernández y la editorial Alrevés tenía la sensación de
haber encontrado un tesoro del género negro. Ahora que la he finalizado, estoy
seguro de ello.
Con esta novela se vuelve a demostrar que el género negro no es un coto
privado para los hombres y que sería magnífico que buenas plumas femeninas se
apuntaran a él. Creo que la aportación de la mujer al tema es de un gran valor
al dotar a las novelas de un aura especial, y no quisiera decir sensible por no
utilizar clichés, pero sí tengo la sensación que las escenas tienen otro fondo
más aterciopelado. No sé si me estoy explicando bien. Es como ese fondo que te
va dejando en la boca con cada cucharada que le das a un gran plato.
Ya me pasó cuando leí a Alicia Giménez Bartlett, y ahora me ha vuelto a suceder al leer Contra las cuerdas.
Pero Contra las cuerdas es una
novela negra diferente por muchas más razones, la principal, sus personajes.
Las construcción antagonista de las dos subinspectoras protagonistas, Rebeca Santana y Miriam Vázquez, son de lo mejor que he leído, y no tiene que ser
imaginaciones mías, pues hace pocos días que se ha sabido que Rebeca ha sido seleccionada como
finalista de los premios LeeMisterio 2012 al mejor personaje femenino.
Los personajes creados por Susana
Hernández nos hablan de un mundo donde no se señala a nadie por ser
lesbiana, y lo logra con una brillante naturalidad mediante el personaje de Rebeca y la ayuda inestimable de Miriam.
Creo que la literatura ha de ser una puerta abierta para poder acercarse a mundos
desconocidos, entenderlos, enriquecerse con ellos, y por supuesto respetarlos.
De ahí que opine que Contra las cuerdas va
más haya de ser una novela negra sin más.
Leyendo algunos artículos para preparar esta reseña he podido leer una
entrevista a la autora donde comenta que Rebeca
y Miriam son la primera pareja de
policías de la novela negra hispánica, cosa que, como a ella, me ha sorprendido
muchísimo. Y la verdad es que se nota en el ritmo de la investigación, en como
la llevan a cabo, y sobre todo en los comentarios que en bastantes momentos nos
roban una sonrisa. Y es que como el gran Montalban
o Camilleri, Susana Hernández va dejado pinceladas de humor para que la cosa no
sea tan trágica.
A media novela tuve la sensación que los personajes se comían el caso, que
dejaba de tener importancia, como en muchas de las novelas de Mankell, pero no es así. La construcción
de toda la argumentación está muy bien trabajada y no se deja nada al azar, y
como buena novela negra, no es hasta el final donde todo se precipitará.
No sé si mi subconsciente me ha traicionado al ver en el final rasgos del
final de la primera parte de Millenium,
que no me han molestado en absoluto, pues disfruté mucho con Larsson.
Una de las cosas buenas que tiene esta novela es que no necesita de la
tensión del caso. Las vivencias de los personajes son tan ricas que casi
hubiéramos tenido suficiente para disfrutar.
Ello me lleva a una reflexión, que después he corroborado, Rebeca y Miriam tienen cuerda para rato. De momento sabemos que Susana tiene contratadas dos novelas más
de la saga con la editorial. Será el público, el lector, el que decida si su
continuidad se alarga más. Yo de verdad, me he quedado con ganas de más, y
añadiré, tengo ganas de leer la primera parte de la saga Curvas peligrosas (Odisea Editorial 2010) aunque haya leído
que no es tan madura como esta entrega.
Me gustaría añadir, que no es necesario leer la primera parte para poder
seguir la segunda. Así que no tenéis excusas para conocer a Rebeca y Miriam.
Y de nuevo tengo la sensación de que no os he dicho nada, que me dejo las
mitad de las cosas en el tintero. Será que llevo tres semanas un poco movidas y
me pesa el celebro.
Ah, ahora me acuerdo de una de ellas. Me ha encantado la encuadernación, el
tacto del libro con la portada flexible y el poder abrir el libro sin tener que
forzarlo, además de su poco peso. Apoyo este tipo de presentaciones. Un diez de
nuevo para su editor y la editorial que están haciendo un gran trabajo para
hacernos llegar fenomenales escritores y que no deja de aportar por ellos
haciendo crecer la familia poco a poco.
Fresca, divertido, directa, imaginativa, arriesgada, diferente, emotiva,
sensual, policiaca, misteriosa, entretenida, alocada, funcional, coherente, …, Contra las cuerdas
Susana Hernández
Información de interés
Esta reseña obtuvo el 2n puesto de entre 22 reseñas presentadas al concurso «La reseña del mes» que organiza Kayena en su blog «Negro sobre blanco».
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